Cuando se cumplen tres años del inicio de la pandemia, es el momento de recapitular y poner sobre el papel todo (o casi) lo reflexionado y publicado, o simplemente guardado en la memoria (la propia o la del computador). Nos enfrentamos a nuestro yo interno, a la soledad o al exceso de compañía, a los demonios y a los ángeles que nos susurraban o gritaban qué hacer o qué no. Pusimos a prueba nuestra paciencia y nuestra cordura.