Entre las palabras y las cosas, u00bfhay una correspondencia esencial, o puede haber cosas que tengan lugar en un espacio distinto del de las palabras? u00bfBajo qué orden las ciencias humanas pensaron las cosas desde el Renacimiento? u00bfEra la representación el fundamento de ese orden? u00bfQué papel desempeñaron los nombres, el discurso, el lenguaje, en esa arquitectura? La publicación de esta obra en 1966 consagra a su autor como uno de los intelectuales más originales de su época. Aquí Foucault aborda estos interrogantes y concluye que entre esas dos regiones tan distantes u0097las palabras y las cosasu0097 existe un quiebre, un vacío, un confuso dominio, y que es por la naturaleza de ese desencuentro que las certezas y verdades supuestamente permanentes van cambiando a lo largo de la historia. Las palabras y las cosas es una arqueología de lo contemporáneo, ya que las ciencias humanas son caracterizadas aquí fundamentalmente como prácticas e instituciones, y el conocimiento, como el resultado de un sistema de reglas que son propias de cada época y no del progreso de la razón.u0093Este libro nació de un texto de Borges. De la risa que sacude, al leerlo, todo lo familiar al pensamiento u0097al nuestro: al que tiene nuestra edad y nuestra geografíau0097. Ese texto cita u0093cierta enciclopedia chinau0094 donde está escrito que u0093los animales se dividen en a pertenecientes al Emperador, b embalsamados, c amaestrados, d lechones, e sirenas, f fabulosos, g perros sueltos, h incluidos en esta clasificación, i que se agitan como locos, j innumerables, k dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l etcétera, m que acaban de romper el jarrón, n que de lejos parecen moscasu0094. En el asombro de esta taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la desnuda imposibilidad de pensar esto.