Vengo con la única compañía de dos maletas y el corazón roto, sin discernir si la vida es una hoja en blanco o un folio arrugado, pero mantengo la esperanza puesta en el privilegio, ojalá muy lejano, de morirme como te maté.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información