Bogotá. Tras el fallecimiento del coronel Vicente Orduz, su sobrino se entera por un abogado que él ha sido designado heredero de algunos de sus bienes: unas pocas armas oxidadas, un guardarropa con viejas prendas de vestir, una silla de montar y una biblioteca con cerca de tres mil volúmenes. En los cajones de su secreter había también incontables chucherías, y entre ellas, más de mil folios de cartas que nunca envió por razones que él se llevó a la tumba; este libro es una de esas cartas que el coronel le deja a su sobrino, y en ella el viejo coronel cuenta la odisea del general Victoriano Lorenzo ?en el turbulento mar de la colombianidad?. En La guerra perdida del indio Lorenzo se renueva esa capacidad descriptiva de Baena, una voz que siempre parece que nos cuenta una película siguiendo un hilo que tiene en suspenso a sus lectores y salpicando el cuento con los detalles que convierten una novela en gran literatura. La guerra perdida del indio Lorenzo confirma a Rafael Baena como lectura imprescindible tanto para los lectores que busquen aventuras como para los que necesitan prosa precisa y refinada?.