Ligada a la poesía del 40, aunque cronológicamente coetánea de langeneración subsiguiente, Blanca Varela se forma en un clima parasurrealista,nigual que sus compañeros de grupo: Javier Sologuren, JorgenEduardo Eielson, Sebastián Salazar Bondy. Pero, en su desarrollo,nno ha seguido en modo alguno la pauta de ellos o de otros poetasnque hoy figuran en sus inmediaciones en historias y antologías de lanpoesía peruana. Ante todo, fiel a su personal excavación, a su rigornético que es, a la vez, una suerte de ascetismo estético, se ha negadontanto a ensayar nuevas experiencias formales como a aceptar los códigosnde la no-significación, pues su poesía, a pesar de las apariencias,nes y quiere ser una poesía comunicativa. Tal comunicatividad,nsin embargo, obedece totalmente a una incitación interior, sin que lanautora deba reprocharse, en su ya extensa trayectoria, un solo instantende aflojamiento y sometimiento a palabras de orden que le vinierannde afuera.