Barrio Bomba es un hechizo. Dinamita con la mecha encendida. Yagé literario en estado líquido. Una exótica colección de recuerdos, ocurrencias, misterios y maravillas sobre un mundo en donde todos sus habitantes están medio chiflados. Y vaya que tienen razón en estarlo, como ya podrá comprobarlo usted, que está leyendo esta apreciación, y ni se imagina lo que le espera cuando abra el libro. rn Además de disparar un guiño socarrón a la muerte y al olvido, vaya a saber el universo a cuál espíritu travieso puedan servirle de distracción estas páginas, que dan vida a un circo humano callejero, rapaz y variopinto, con hilos rocambolescos, y otros quizá no tantou2026, u00a1sino que apenas! A lo mejor, como les sucede a tantos personajes de esta singular barrio, el lector también encuentre aquí lo que no se le ha perdido. u00a1Y hasta más!rn Esta reseña es una degustación del estilo, la voz y u2014perdonen ustedes la eleganciau2014 el sarcasmo prosódico con que el narrador nos introduce en aquel mundo insólito, habitado por seres desdichados, bizarros y alucinantes, que, pese a todo, jamás dejaban de soñar. Sin duda, no faltará quien sospeche que también al autor de esta esquisitez libresca se le corrió la teja. Si usted ha de ser uno de ellos, este libro es para usted. u00a1Y si no, también! Bienvenido a este u201cSpringfieldu201d caricaturezco, tierno y desgarrador, mitad cielo, mitad infierno.