Los poemas, las adivinanzas y los trabalenguas de Abuelo de pájaro hacen que la lectura de este libro sea una experiencia muy cercana al juego, a la creatividad, al humor y la expresividad verbal y corporal.
Compuestos con la sensibilidad y la musicalidad innata del maestro Jorge Velosa, los poemas les cantan a los animales, a la amistad, a la compasión, al trabajo en equipo, a las tradiciones y a la vecindad, entre otros.
Las adivinanzas, tal vez el plato fuerte del libro, nos llevan a preguntarnos tanto a grandes como a niños acerca de la belleza, de lo simple y de lo valioso de ciertos objetos, animales y alimentos sobre los que cotidianamente no nos detenemos. Con sus acertijos y juegos de palabras, el maestro Velosa nos invita a hacer una pausa para observarlos de cerca, apreciarlos, y agradecerlos.
También tengo doce,
mas no soy reloj,
ni meses del año,
ni apóstol soy yo,
pero tengo doce
campanas que son
como los latidos
de mi corazón.