l aislamiento internacional de Colombia a partir de comienzos del siglo XX, que mereció que un expresidente equiparara al país con el Tíbet, redundó en un parroquialismo que hoy aún respiramos. Esta revisión no es sólo política, sino intelectual y cultural, abrebocas, esperamos, de futuros trabajos que exploren este inquietante objeto académico y esa forma tan miope de relacionarnos con el mundo.
Jorge Echavarría.
Es un ensayo compuesto por muchas "originalidades". La del lenguaje, fácil y lejano a los áridos textos académicos. La de la argumentación, desprendida de marcos teóricos y referencias lejanas, que llega a aproximarse al humor y la ironía. Y sobre todo, la de los puntos de vista. Fiel al estilo de su autora, es poco o nada predecible y más bien sorprende y hasta puede llegar a ser provocador. Como cuando afirma, por ejemplo, que esa condición tan reconocida del talante nacional, el parroquialismo y la falta de una mirada hacia el resto del mundo vivir encerrados y mirar siempre hacia adentro o, como decía López Michelsen, ser el "Tibet suramericano"-no es un asunto del azar, ni un defecto de la naturaleza, sino una construcción deliberada de las élites como mecanismo para ejercer control.