Este texto es una invitación a repensar los problemas agrarios del país en la larga duración, con una amplia cobertura de siglo y medio de transformaciones. Sin desconocer las funciones articuladoras de la producción cafetera a la economía nacional y a los mercados internacionales, que han sido el campo privilegiado de reflexión de los investigadores que lo han precedido. El autor desplaza su mirada al microcosmos de la hacienda en el cual no sólo hay cálculos y lógicas empresariales, sino prácticas sociales, hábitos culturales, experiencias organizativas, formas de socialización política y religiosa.Lugar de producción pero también lugar de construcción del poder y de visiones de sociedad, en este estudio innovador la hacienda se nos revela además como un escenario particular de convergencia y entrelazamiento de dinámicas laborales patriarcales que se extienden a las relaciones familiares y de género. Es todo lo que el autor plasma en el triángulo hacienda, trabajo y cultura. Al arraigo secular de este complejo articulado tenemos que remitirnos quizás para entender mejor por qué, frente al efecto combinado y demoledor de la violencia y de procesos de modernización igualmente traumatizantes durante la segunda mitad del siglo XX, Colombia ha sido incapaz de encontrar modelos alternativos, productivos y culturales, para reordenar la zona y la sociedad cafetera en torno a referentes distintos a los de una lenta agonía, al parecer ya inevitable.Lugar de producción pero también lugar de construcción del poder y de visiones de sociedad, en este estudio innovador la hacienda se nos revela además como un escenario particular de convergencia y entrelazamiento de dinámicas laborales patriarcales que se extienden a las relaciones familiares y de género. Es todo lo que el autor plasma en el triángulo hacienda, trabajo y cultura. Al arraigo secular de este complejo articulado tenemos que remitirnos quizás para entender mejor por qué, frente al efecto combinado y demoledor de la violencia y de procesos de modernización igualmente traumatizantes durante la segunda mitad del siglo XX, Colombia ha sido incapaz de encontrar modelos alternativos, productivos y culturales, para reordenar la zona y la sociedad cafetera en torno a referentes distintos a los de una lenta agonía, al parecer ya inevitable.
